LA IMPORTANCIA DE LOS HÁBITOS Y LAS RUTINAS

Los padres son los que marcan las rutinas de los hijos, los encargados de poner orden en su pequeño mundo para hacerlo seguro y predecible a través de la repetición de rituales que el niño asocia a cada actividad cotidiana.

Es importante mantenerse firme y constante en la instauración del hábito respetando las rutinas, ya que ayuda a prevenir y controlar conflictos como: manipulaciones, miedos, obesidad o comportamientos inadecuados.

El niño no sabe la hora, ni diferencia los días, hasta que los padres con un horario y un rígido cumplimiento del mismo, le estructuran su vida, generándole un esquema interno que le permita ir adaptándose al medio. Adquirirlos no solo influye en el crecimiento, el bienestar y la salud del niño, también facilita la adquisición de aprendizajes posteriores. El niño que tiene un adecuado hábito de alimentación y sueño encontrará menos dificultades a la hora de enfrentarse al estudio.

Aunque la forma de instaurar hábitos es siempre la misma, hay que estructurarlos en función de sus necesidades y capacidades. Las tres máximas que aseguran el éxito a la hora de instaurar un hábito son: a la misma hora, en el mismo lugar y de la misma manera.

 

En los primeros años de vida, la alimentación, el sueño y la higiene son los hábitos primordiales.