LA IMPORTANCIA DE LOS HÁBITOS Y LAS RUTINAS

Los padres son los que marcan las rutinas de los hijos, los encargados de poner orden en su pequeño mundo para hacerlo seguro y predecible a través de la repetición de rituales que el niño asocia a cada actividad cotidiana.

Es importante mantenerse firme y constante en la instauración del hábito respetando las rutinas, ya que ayuda a prevenir y controlar conflictos como: manipulaciones, miedos, obesidad o comportamientos inadecuados.

El niño no sabe la hora, ni diferencia los días, hasta que los padres con un horario y un rígido cumplimiento del mismo, le estructuran su vida, generándole un esquema interno que le permita ir adaptándose al medio. Adquirirlos no solo influye en el crecimiento, el bienestar y la salud del niño, también facilita la adquisición de aprendizajes posteriores. El niño que tiene un adecuado hábito de alimentación y sueño encontrará menos dificultades a la hora de enfrentarse al estudio.

Aunque la forma de instaurar hábitos es siempre la misma, hay que estructurarlos en función de sus necesidades y capacidades. Las tres máximas que aseguran el éxito a la hora de instaurar un hábito son: a la misma hora, en el mismo lugar y de la misma manera.

 

En los primeros años de vida, la alimentación, el sueño y la higiene son los hábitos primordiales.

Vuelta al cole

 

Volver al cole después del largo período de vacaciones supone muchos preparativos y diversas emociones.

 

Los papás y mamás pueden sentir alivio al pensar en volver a adquirir una estabilidad en cuanto horarios,… pero al mismo tiempo pueden sentir agobio por la preparación de un nuevo curso y en otros casos por ser el primero. Los niños y niñas pueden tener muchas ganas por volver y ver a sus compañeros, de saber cómo será su nueva clase, maestra/o,… pero también pueden estar desmotivados, con miedos o sin ganas de iniciar la nueva etapa.

 

Ante este mes de septiembre reiniciar con los hábitos y las rutinas ayudará a llevar de manera más fácil la vuelta al cole. Volver a reestablecer los horarios de sueño y comida, reincorporar las actividades extraescolares,… y también empezar con nuevos aprendizajes como pueden ser quitarle el chupete, afrontar una rabieta, mejorar el hábito del estudio,… todo ello puede suponer dificultades a las que los padres y madres deben enfrentarse. En todos estos casos, la figura de un profesional, en este caso el psicólogo, es de gran ayuda para poder agilizar y llevar a cabo la mejora en dichas áreas.

¿Son normales las rabietas de mi hijo?

Existen conductas agresivas evolutivamente normales, por muy exageradas y desagradables que parezcan, pero que forme parte de su desarrollo no quiere decir que haya que esperar a que crezca para que se le pase; en la mayoría de los casos será la intervención de los padres la que marque la diferencia entre un niño con alteraciones en su comportamiento y otro con conductas adecuadas.

 

La típica muestra de conducta disruptiva es la rabieta, que tiene distintos objetivos según la edad del niño:

¿Qué es la autoestima?

La autoestima es la valoración que uno tiene de sí mismo y se establece a través del propio grado de aceptación y del concepto de uno mismo.

Es en la infancia cuando se construyen los cimientos de al autoestima. Ésta, es cambiante y depende fundamentalmente de los acontecimientos que ocurren alrededor del niño y de cómo éste los valora o los interpreta.

¿Tiene mi hij@ dificultades en las habilidades sociales?

¿Le cuesta relacionarse? ¿Es fácilmente influenciable? ¿Comparte los mismos gustos que otr@ amig@ con la finalidad de caer bien? ¿Puedo definirlo como retraido o con dificultades en las conversaciones? ¿Presenta dificultades para argumentar ante una opinión? ¿Tiene dificultades en la resolución de problemas? ¿Es de los que no llaman y espera a que le llamen para salir? ¿No sabe decir que no?…

¿Por qué me siento culpable?

El sentimiento de culpa es un estado de disgusto hacia nosotros mismos cuando creemos que un tercero ha salido perjudicado por nuestros actos. El objetivo del sentimiento de culpa es la reparación, es decir, hacer algo que repare el daño que presuntamente hemos causado.
A pesar de su mala fama, es un sentimiento necesario, ya que nos pone límites, y nos hace respetar los derechos de los demás.
Sin embargo, todos sabemos que hay ocasiones en las que «sabemos» que no nos debemos sentir culpables, y sin embargo no podemos evitarlo. ¿Por qué?